lunes, 2 de marzo de 2015

ICTUS

El ictus, también llamado accidente cerebro vascular (ACV) o infarto cerebral, es una enfermedad cerebrovascular y se produce por la disminución u obstrucción del flujo sanguíneo.

Etiología obstrucción:
Placas arterioescleróticas en las paredes arteriales. Las placas obstruyen dando origen a una zona isquémica y un infarto (accidente trombótico).
Émbolo: coágulo sanguíneo graso o gaseoso (accidentes embólicos). El coágulo obstruye la circulación sanguínea, originando una zona isquémica y un área de infarto.

El ACV se puede presentar de dos formas:
  • Ictus isquémico o infarto cerebral: disminución importante del flujo sanguíneo en el cerebro, de manera brusca.
  • Ictus hemorrágico: derrame cerebral o hemorragia cerebral, debida a la rotura de un vaso sanguíneo cerebral.
 



Las enfermedades cerebrovasculares constituyen, en la actualidad, uno de los más importantes problemas de salud pública. Son la tercera causa de muerte en el mundo occidental, la primera causa de invalidez permanente entre las personas adultas y una de las principales causas de déficit neurológico en el anciano. En España son la principal causa de muerte en mujeres y la segunda en varones. Cuando se producen en edades comprendidas entre 0 y 14 años la rehabilitación es mas fácil, puesto que tienen un cerebro joven y flexible.
El daño cerebral supone una rotura en la trayectoria vital del paciente, por su elevado coste sociosanitario, condiciona las situaciones familiares, sociales e institucionales.

 
Factores de riesgo:
  • La edad (a partir de los 55 años)
  • La hipertensión arterial
  • Las arritmias cardiacas u otras enfermedades del corazón
  • La diabetes mellitus
  • La dislipemia
  • La obesidad
  • El sedentarismo
  • El tabaquismo
  • Consumo excesivo de alcohol
Los síntomas del ictus son la pérdida de fuerza o sensibilidad, debilidad en la cara, brazo y pierna de un lado del cuerpo, visión doble, sensación de vértigo, alteración repentina del habla y dolor de cabeza súbito. La identificación inmediata de estos síntomas es crucial en la evolución del enfermo, ya que se ha demostrado que los pacientes tratados desde el primer momento por neurólogos logran una recuperación casi total o con muy pocas secuelas.

Tras sufrir un Ictus se requiere de un programa de rehabilitación interdisciplinaria que atienda tanto los aspectos motores como los relacionados con el habla, los trastornos visuales, las actividades de la vida diaria y las secuelas incapacitantes como la espasticidad, para que los pacientes puedan alcanzar un grado de independencia suficiente como para retomar, al menos parcialmente, sus actividades habituales. Este equipo interdisciplinario debe estar formado por fisioterapeutas, neuropsicólogos, fonoaudiólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales, y los relacionados con la medicina, como el médico fisiatra, el psiquiatra y el neurólogo.
Mediante la rehabilitación lo que se pretende es conseguir, en la medida de lo posible, que otro área del cerebro pase a controlar las funciones que antes controlaba la zona afectada. El inicio de la rehabilitación debe tener lugar en cuanto el paciente este estable.
Además la familia y los amigos del paciente requieren de una orientación sobre como llevar la situación y como actuar en cada momento.

A continuación se muestran los avances tras la rehabilitación de una paciente que sufrió un ictus hace 7 años:

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